EL “TRÍPTICO NEGRO” DE BIGAS LUNA: El cine erótico en Bilbao, Caniche y Angustia
El presente artículo analiza tres de los primeros y menos conocidos
filmes del director catalán Bigas Luna -Bilbao, Caniche, Angustia- que
dieron inicio a su difundida etapa cinematográfica. Se trata de una
trilogía (no establecida según parámetros cronológicos) en la que hay
una constante temática y formal de su producción, caracterizada por lo
oscuro a nivel formal (no en vano su iluminación es low key) y por lo
sórdido a nivel temático: Bilbao es la historia de un hombre obsesionado
con una prostituta a la que persigue hasta acabar con ella; Caniche
trata sobre dos hermanos en una relación incestuosa que termina
desbordándose y Angustia gira en torno a un asesino edípico que extrae
los ojos a sus víctimas. No obstante, esta etapa de Bigas, probablemente
la más fructífera conceptualmente mas no comercialmente hablando,
mostraría una tendencia atenuada hasta casi desaparecer en sus sucesivos
films.
Ver texto en formato .PDF: http://www.latindex.ucr.ac.cr/reflexiones-86-2/12-SANABRIA.pdf
Angustia
La primera parte –correspondiente a un asesino cuyos actos son gobernados por su madre Alice, una de las accionistas mayoritarias de un consorcio oftalmológico– contempla cerca del primer ¼ de la película: en estas secuencias el espectador no tiene idea de que lo que está sucediendo no se corresponde con la verdadera película (aunque ¿cuál es la verdadera?). El sujeto en cuestión, John Hoffmann, un asistente de oftalmología que se hace pasar por médico, es un individuo de baja autoestima cuyo estado de psicosis es más crónico que el de Leo de Bilbao, a lo que contribuye una mujer mucho más ominosa que su mujer: su madre. La relación con ésta es deudora, una vez más, de la edípica –nuevo guiño a Freud, quien escribe su hermoso ensayo sobre lo siniestro con base en un relato sobre el temor infantil de la pérdida de los ojos–. Más adelante se sabe que lo hasta aquí escenificado corresponde a una película dentro de la película, The Mommy, que fonéticamente se asemeja a The Mummy (La Momia), título de al menos dos conocidas versiones cinematográficas (la de Karl Freund en 1932 y la de Terence Fisher en 1959) –con lo que la madre y la momia estarían equiparadas en cuanto a las connotaciones de lo siniestro–.
En apariencia una dama respetable, Alice delega su pulsión destructiva en su hijo, previo a la sesión de hipnosis a la que lo somete, de manera tal que ambos vienen a unificarse en un solo personaje: “Ahora estás con mamá en un solo ser, como antes, juntos en un solo ser”. Momentos antes de cometer el crimen, participan del mismo sobrecogimiento (dirigidos por esa pulsión primaria figurada en la inminencia de la muerte) –cuyos antecedentes cinematográficos se remontan al binomio del doctor Caligari y su asistente Cesare (el doble que lo subroga en los crímenes), los protagonistas de la película fundadora del expresionismo alemán de Robert Wiene (1920)–. Al cine también se le han atribuido propiedades hipnóticas y alucinatorias (Català, 1993: 74), evidentemente no comparables con los efectos de Alice-John o de Caligari-Cesare. El hipnotismo procedería simultáneo al de John, a partir del momento en que Alice, valiéndose de una espiral (de ahí su superposición en uno de los carteles promocionales, y un péndulo (como los de Man Ray) –cuyo oscilamiento marca un nuevo ritmo de narración en la historia–, somete a su hijo a niveles de inconsciencia –a lo que contribuye una banda sonora que, como Bilbao, se maneja por cadencias hipnóticas–. Pero la estrategia de la cámara subjetiva confunde deliberadamente al destinatario (narrativo) del trance con los otros espectadores –de las dos cintas de Bigas (The Mommy, contenida a su vez en Angustia)–. El espectador es colocado en la situación de John y la identificación queda solidificada por el eje visual. Bigas, que cuenta con conocimientos en ese campo, ha declarado que parte del público siente mareos o nota algo (Pàmies, 1987: 31-32). Las advertencias iniciales, además, sugerían abandonar la sala en caso de pérdida del control o de notar que sus mentes se alejaran de la realidad, al tiempo que la anónima voz en over anunciaba que se disponía de asistencia médica y máscaras de oxígeno en el vestíbulo, pero, al menos en la sala que proyecta The Mommy, no se visualizan –como se comprueba casi al final de la película cuando Linda logra escapar en busca de ayuda–, lo que hacen pensar que podrían estar dirigidas, como recurso de suspenso, al espectador de Angustia.
'Angustia', de Bigas Luna, o el cine dentro del cine
En el Festival de Sitges de 1987 se presentó Angustia, de Bigas
Luna, la tercera película que le produjo Pepón Coromina. Rodada
íntegramente en inglés, con un reparto estadounidense aunque realizada
en una Barcelona irreconocible, su realizador no ocultó el haberse
inspirado en una interpretación peculiar del estilo de Alfred Hitchcock.
Cine dentro del cine dentro del cine, como fue definida.
A Bigas Luna se le ocurrió la peripecia argumental de Angustia en una conferencia del filósofo Eugenio Trías sobre las películas de Alfred Hitchcock, especialmente La ventana indiscreta.
Le fascinó la visión de Trías sobre el carácter tridimensional del
relato de Hitchcock, "que sitúa la mente del espectador en una historia
que a su vez descubre otra historia que está ocurriendo en la casa de
enfrente. Hitchcock encontró, pues, la profundidad de la pantalla, la
tercera dimensión".
Bigas Luna había rodado en Estados Unidos Reborn con Dennis
Hopper, y a pesar de no haber logrado con ella buenos resultados,
continuaba dispuesto a repetir la experiencia de rodar en aquel país. El
guión de Angustia interesó a algunos productores de Hollywood,
pero las condiciones que imponían no fueron del agrado de Bigas Luna.
Entonces decidió filmarla en su Barcelona natal, lo que logró gracias al
entusiasmo del joven productor Pepón Coromina, que ya le había
producido sus primeras películas, Bilbao y Caniche.
Coromina se entusiasmó con la idea de rodar una película en inglés para
el mercado norteamericano rodada íntegramente en Barcelona "gracias a
una inspirada utilización de edificios modernistas y a una hábil
remodelación de una zona industrial en la calle de una ciudad
norteamericana". Elena Hevia en Un siglo fantástico comenta que
"Bigas Luna realizó un curioso ejercicio de estilo que gracias a un
cuidado diseño de producción parece una producción americana de serie B.
Nadie lo diría, pero fue rodada íntegramente en Cataluña".
Para insistir en el aspecto "norteamericano" de la película,
contactaron con Bette Davis para que interpretara el papel de la madre,
lo que finalmente hizo Zelda Rubinstein, experta en personajes de
vidente gracias a sus intervenciones en las dos partes de Poltergeist.
Por su lado, Michael Lerner encarnó al hijo asesino. "De las parejas
que a menudo aparecen en mis películas, ésta es, sin duda, una de las
más memorables", comentó el director a Lucas Soler en el libro Tres paellas con Bigas Luna.
Angustia, según resumió Rubén Corral en la revista Quatermass,
cuenta la historia de Hoffman, "un enfermero que trabaja en una clínica
oftalmológica y que vive bajo la opresiva influencia de su madre, una
desequilibrada médium que le somete frecuentemente a hipnosis. En parte
como consecuencia de esta relación, Hoffman, que está perdiendo la
vista, es un asesino psicópata que arranca los ojos a sus víctimas. Un
punto de partida de tintes hitchcockianos que da un giro definitivo
cuando el guión muestra su golpe de efecto más llamativo: la trama que
conduce Angustia es en realidad otra película, de título Mommy,
que se está proyectando en una sala norteamericana. Bigas Luna juega a
utilizar la pantalla del cine en que se proyecta la historia del psycho-killer Hoffman
como un espejo", es decir, el director propuso una película que es
"cine dentro del cine dentro del cine", como la definió Andrés Peláez
Paz en Antología crítica del cine español: "un asesino
psicópata acosa a los espectadores de una sala de cine mientras éstos
atienden hipnóticamente al fascinante relato que sucede en la pantalla,
ajenos al horror que les rodea. Asistimos al entrecruzamiento de
miradas, a la multiplicación de los puntos de vista, a la representación
del ojo desorientado, a la pérdida de su centralidad según la entendía
el clasicismo: la espiral, el vértigo...".
Cuando Angustia se presentó en el festival de Sitges de
1987, sin la presencia de Pepón Coromina, prematuramente fallecido, Quim
Casas celebró en Dirigido por... la difícil apuesta que habían realizado director y productor: "Angustia
es una notable película, una propuesta sugerente que procura al
espectador, por lo menos en mi caso, una extraña fascinación: la
fascinación aislada de planos que se graban como impactos de inusitada
fuerza (el caracol encima de un pájaro, el asesinato de la primera
víctima en la pulcra mansión). Es una especie de homenaje a la condición
hipnótica que el cine nunca dejará de conllevar, su fabulación
inherente sobre nuestra propia y bien materializada realidad". En Fotogramas,
Pedro Calleja elogió "las acciones paralelas, los trucos y engaños que
se suceden en una desconcertante espiral de miedo y de humor negro", un
juego de muñecas rusas, como Octavi Martí definió la película en este
periódico: "Angustia o Anguish o Angoixa es
una película cuya única patria es el país del cine, espacio oscuro
dominado por las sombras y en el que la imaginación se mezcla con el
deseo, y la hipnosis, con la lucidez voluntariamente suspendida (...).
Dentro de cada cuento hay otro cuento. La construcción es muy hábil
porque dosifica bien sus sorpresas y las posibilidades de identificación
del espectador".
En su libro La línea del vientre, Antonio
Weinrichter escribió que "Bigas dijo de esta película que era la primera
vez que partía de un planteamiento absolutamente teórico. Era también
la primera y la única vez que una película suya prescindía del sexo.
Esto, que puede parecer anecdótico, indica que esa vez había algo más
que ocupaba todo su tiempo: el tema que desarrolla Angustia es
el del cine y el del deseo que por ella circula y se castiga, que es el
de mirar". Esteve Riambau se preguntaba: "¿Quién mira a quién? ¿Qué es
el cine sino la invocación de fantasmas frente a un espectador
voluntariamente sometido a una ilusión óptica?".
ENLACES/FUENTES:
http://houseofselfindulgence.blogspot.com.ar/2010/06/anguish-bigas-luna-1987.html
http://www.dvdbeaver.com/film3/blu-ray_reviews56/anguish_blu-ray.htm
http://www.latindex.ucr.ac.cr/rfx005-12.php
http://elpais.com/diario/2004/06/04/cine/1086300009_850215.html