miércoles, 1 de septiembre de 2010

Filmografias en DVD: Peter Greenaway (Parte 2)

Recientemente editada en Blu-Ray, Z00, el segundo largometraje de Greenaway sino contamos The Fall, es un brillante upgrade de las ediciones en DVD existentes.

Blu-Ray UK:
A Zed & Two Noughts aka A Zoo: A Zed & Two Noughts (1985)
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Disc Size: 45,748,061,528 bytes / Feature Size: 33,590,366,208 bytes / Dual-layered Blu-ray MPEG-4 AVC Video 1080P
Audio: English (LPCM Audio 2304 kbps 2.0 / 48 kHz / 2304 kbps / 24-bit) / Subtítulos: English and none
Extras:
Full feature commentary with director Peter Greenaway
Video introduction by Peter Greenaway(6:56)
Extracts from Zoo! (7:13)
Original theatrical trailer
The Sea in Their Blood (27:36)
A fully illustrated booklet featuring film notes, biography, review and interview"

Edición española:
Zoo - Edición Especial Coleccionistas de Peter Greenaway
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Video: 16/9 anamórfico.
Audio: Dolby Digital 5.1 Inglés.
Subtítulos: Inglés, Castellano.
Extras:
Comentarios del Director.
Introducción de Peter Greenaway.
Filmografía de Peter Greenaway.
Secuencias de descomposición.
Making of.
Tráilers: Zoo y El contrato del Dibujante# Comentarios del Director.
FUENTE: http://www.zonadvd.com/modules.php?name ... le&sid=925

Sinopsis:
Dos mujeres mueren en una accidente de tráfico y la conductora que iba con ellas pierde una pierna. Los maridos de las víctimas, dos zoólogos gemelos, se sienten fascinados por el proceso de descomposición de los cuerpos.

Comentario:
En esta depurada, oscura y retorcida historia ya vemos, como este director pondera por encima de muchos otros elementos, la composición excesiva y sobrecargada de los planos, ya sea tanto a nivel de escenografía, como de utilización del lenguaje cinematográfico. Quizá sea el mejor ejemplo en este film, los dos hermanos viudos filmando y experimentando con la putrefacción y la muerte, primero de plantas y frutas, luego con animales y por fin con humanos, en ellos mismos. O la relación pseudo necrofílica que estos mismos hermanos llevan a cabo con la sobreviviente del choque en que murieron sus esposas. En fin, sin lugar a dudas, podríamos considerar a ZOO como la piedra angular de Greenaway en cuanto a la expresión netamente personal.
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Un tiempo antes que en esta película, podemos ver en El Contrato Del Pintor del año 1982 como su personal visión plástica y estética del entorno se transforma en planos que evocan a viejos cuadros de paisajistas ingleses de hace dos siglos atrás; y paralelamente nos cuentan una historia de negro trasfondo (con algunas reminiscencias de la insuperable Barry Lyndon, del maestro Stanley Kubrick).
Sería también en este film, que empezaría a incorporar, esa característica música que va indicándonos como los instantes transcurren con una tediosa paciencia. No es extraño que, a partir de ZOO, su músico estable fuera Michael Nyman (el maestro compositor de la impresionante música de La Lección De Piano de Jane Campion). Un compositor tan personal como experimental, que supo entender los ritmos y tiempos de Greenaway dándole cierta sólida homogeneidad a sus películas (algo así como Hitchcock-Herrman; Burton-Elfman; o Fellini-Rota).
Se rodó en los Países Bajos cerca de la ciudad de Delft y su aspecto visual alude directamente a Vermeer. Un artista del que Picasso dijo: "Cambio toda la pintura italiana por Vermeer de Delft. Ese sí fue un pintor que sólo pensaba en decir lo que tenía que decir".
Cuando Greenaway dirigió ZOO, Vermeer aún no era un pintor tan popular como lo es actualmente, gracias a las exposiciones que se han celebrado por todo el mundo y, sobre todo, a La joven de la perla (Girl with a Pearl Earring, Peter Webber, 2003). Una película donde la fotografía reproduce literalmente las atmósferas y colores de los cuadros del maestro holandés, y aquí surge una pregunta: si Vermeer sólo reproducía la realidad y no la interpretaba, dónde está la genialidad del artista y por qué los otros pintores no hacían unos cuadros iguales. No es esta la única cinta en que se produce esta paradoja, recuérdese entre otras Moulin Rouge (John Huston, 1953).
Greenaway y su director de fotografía Sacha Vierny, se inspiran en la luz de los cuadros de Vermeer, que suele venir de una fuente situada a dos metros de altura, lateral a los cuerpos, aclarando sus rostros y hombros, y acentuando la cotidianidad de sus actitudes.
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El cineasta no reproduce las obras de los pintores literalmente como si fueran cuadros plásticos como Vincente Minnelli en El loco del pelo rojo (Lust for life, 1956), Derek Jarman en Caravaggio (1986) o Akira Kurosawa en Los sueños (Akira Kurosawa Dream's / Kona Yume no wita, 1990), sino que interpreta el cuadro de forma que tenga relación directa con los símbolos de su argumento. Esta reproducción casi falsificando las obras de otros artistas, recuerda al falsificador Van Meegeren, porque, como dice Greenaway, citando a Orson Welles, hacer una película es hacer una falsificación.

Youtube:








ENLACES:
http://www.dvdbeaver.com/film/DVDCompar ... oughts.htm
http://tehparadox.com/forum/f89/zed-two ... e-1263822/
http://www.zonafreak.com.ar/articulos/artgreenaway.htm
http://www.kane3.es/cine/peter-greenaway-pintor.php
http://lucesdifusas.blogspot.com/2010/0 ... naway.html



The Belly of an Architect / El Vientre del Arquitecto (1987) / DVD-Video Widescreen 1.85:1 Color / Region 1
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Studio: MGM / UA / Release Date: 6/15/2004 / Length: 119 mins / Subtitles: English, Spanish, French

Sinopsis:
Un arquitecto americano llamado Stourley Kracklite visita Roma junto a Louise, su mujer, para participar en una exposición. Sin motivo aparente, comienza a sentir fuertes dolores en el vientre. Al mismo tiempo, un joven comienza a cortejar a su esposa. Ante la desazón que le produce su situación laboral y personal, comienza a adentrarse en un camino de neurosis e introspección personal, que interpreta magistralmente el actor Brian Dennehy -bajo la virtuosa mano del director Peter Greenaway- y que nos conduce silenciosamente hacia una agónico desenlace, gracias a los delirios de lucidez en que se encuentra aislado en medio de una atmósfera greco-romana. En este valioso metraje de culto, donde básicamente se retrata la búsqueda de la belleza en medio de la podredumbre de toda materia desde la perspectiva del "tempus fugit", el director galés completa una de sus mejores películas.

Comentario:
"El cine es mucho más que una coartada para contar historias. Hay narradores magníficos en la tradición de Hollywood, sin embargo para mí ha de ser mucho más que eso. Se trata de un medio extraordinariamente sofisticado, que permite manejar significados metafóricos y a la vez componentes literarios y gráficos."
Esta frase, dicha por el director Peter Greenaway (1942) en una entrevista, resume en pocas palabras lo que para él deviene el séptimo arte. Si alguien concibió Hollywood como la fábrica de sueños, el cine de Greenaway puede ser considerado como una estetizante cinta transportadora de pesadillas. Afirmar que estamos ante un artista barroco resulta insuficiente. Greenaway no es sólo barroco. Es directamente bizarro, que sería algo así como salpimentar el barroco con grandes dosis de crueldad y cinismo.
Historias descarnadas y personajes ambivalentes, éstos son sus puntos de apoyo. Sus films nos introducen en las obsesiones más oscuras, en los instintos menos edificantes. Shakesperiano a tope, Greenaway muestra al ser humano en todo su relieve, complejo, contradictorio, sublime a veces y rastrero en no pocas ocasiones, benigno y maligno a partes iguales, víctima de manías y paranoias inconfesables... Un cosmos retorcido de ambiciones, pasiones y egocentrismos. Una telaraña visual que se teje poco a poco y atrapa al espectador dejándolo inmovilizado delante de la pantalla. La plasticidad: he aquí la verdadera fuerza de sus películas. En el cine de Greenaway cada fotograma se percibe como un cuadro. Y cada film suyo es susceptible de ser interpretado como una pinacoteca en continuo movimiento.
Perfeccionista hasta la médula, lo que diferencia el trabajo de este director de otras propuestas cinematográficas, igualmente densas y poco optimistas, es por encima de cualquier otra consideración la manera tan característica de narrar el argumento. La aportación de este cineasta al séptimo arte es básicamente formal. Greenaway (que antes de director fue pintor, editor y camarógrafo) inventa un lenguaje cinematográfico dónde importa más la "forma" que el "fondo". Un lenguaje premeditadamente liberado de la tiranía lineal del guión y los convencionalismos, muy en la onda de la postmodernidad, movimiento artístico que recoge los restos del naufragio de las vanguardias históricas, los deposita en una coctelera y los reinterpreta con un discurso culturarizante y fragmentario, en el que prima la sofisticación, los significados ocultos y las metáforas por encima del naturalismo narrativo.
No hay vuelta de hoja. Los resultados de Greenaway son elitistas a propósito. Como espetaría él mismo, para multitudes ya existen los estadios deportivos. Un director que opina sin reparo alguno que el lenguaje cinematográfico de Scorsese, Spielberg o Almodóvar está obsoleto, no puede agradar a la mayoría del gran público, ni a nivel moral, ni a nivel estético. Y sin embargo el punto de partida conceptual del cineasta galés no está exento de razón. Si se considera el cine como un arte, ¿por qué no se le ha de permitir las mismas estrategias, disgresiones y complejidades que aceptamos con naturalidad en la pintura, literatura o música contemporáneas?
Este interés por convertir el cine en un vehículo de libre expresión artística se patentiza con especial fuerza en "El vientre de arquitecto", film que Greenaway dirigió en 1987. En las primeras escenas contemplamos al arquitecto americano Storuley llegando a Roma, acompañado de su esposa Louise, para colaborar en el montaje de una exposición dedicada al artista francés Etienne Louis Boullée, célebre por sus tratados de arquitectura y por sus proyectos visionarios. Al poco de instalarse en la ciudad, Storuley (gran interpretación de Brian Denneby) empieza a sentir unos extraños dolores de estómago, que coinciden con la infidelidad de su esposa con un arquitecto italiano rival, lo cual le lleva a sospechar que está siendo envenado sin compasión.
Lo que podría haber sido sólo una apreciable trama de "film noir", bajo la batuta de Greenaway se transforma en un profundo análisis fílmico sobre el sentido de la desaparición. Que se eligiera Roma como telón de fondo de la historia no es ninguna casualidad. A parte de la admiración no disimulada que Greenaway profesa por Fellini, el hecho de situar los hechos en la capital italiana era una manera de otorgar perspectiva milenaria a la reflexión. Storuley, profesional del "nuevo mundo", originario de un país como Estados Unidos con apenas doscientos años de bagaje histórico, vive su drama particular en una de las urbes más influyentes de la Antigüedad. La presencia constante de ruinas y monumentos arqueológicos nos remite a la nostalgia por un esplendor perdido, que el mundo de hoy parece no poder sustituir.
En uno de los momentos clave del film, Storuley sostiene entre sus manos una postal de la estatua del emperador Augusto. Obsesionado por los dolores crecientes que padece, el arquitecto americano repara en el volumen y la forma del estómago del césar romano. Consigue una fotocopiadora, y bajo el haz de luz verdosa de la máquina, amplia sucesivamente la postal hasta conseguir que el estómago de la estatua se vea a tamaño natural. Storuley, a continuación, superpone la fotocopia a su propio vientre para comprobar lo que ya intuía: que el emperador romano quizás fue envenado por su esposa igual que él lo está siendo ahora.
El protagonista, con este gesto desesperado e inútil, intenta establecer un vínculo emotivo con los hombres del pasado. Consciente de que su fin está próximo, incapaz de asumir la idea de la desaparición, el arquitecto busca la complicidad de los que murieron antes. Cada estatua que ve por sus paseos por la ciudad, cada estómago pétreo, le recuerda su propia dolencia. Ante la inminencia de la muerte, la feria de las vanidades que ha sido su vida se desvanece. Nada tiene sentido, sólo la piedra, los monumentos, la obra que sobrevive al propio autor y a los propios retratados, porqué la piedra (el arte en definitiva) es más fuerte que la carne. Storuley representa la zozobra espiritual del hombre moderno. Un hombre con afán de posteridad, encerrado en un cuerpo grueso y perecedero.
Como ya es habitual en la filmografía de Greenaway, la historia se adereza con multitud de detalles y referencias culturales, sólo aptos para navegantes avisados. La música, esta vez compuesta por Wim Mertens en lugar del inefable Michael Nyman, también es un elemento determinante a la hora de describir el "paisaje" psicológico de todo lo que ocurre. "El vientre de un arquitecto" es una de las películas más existencialistas de Greenaway y tal vez la que mejor exhibe su amor por las Bellas Artes.
La mirada del director galés desarrolla una auténtica poética de la arquitectura, en donde Roma aparece como la gran vertebradora del argumento. No sólo por ser el lugar concreto de la acción, sino porqué se diría que es un ente vivo y celular, cuya presencia embriaga con la magia de sus edificios y sus reveladores vestigios del pretérito. En este film Roma se presentifica más que nunca como "la ciudad eterna" ante lo efímero de la existencia humana. Una Roma plagada de monumentos, palacios, termas, catacumbas, alcantarillados... Vientre urbano, sedimentado de civilizaciones y de historia, mucho más poderoso e inmortal que el frágil vientre de un arquitecto americano.

ENLACES:
http://www.ciao.es/El_vientre_del_arqui ... on_1024024
http://www.corteirracional.org/2010/04/14/cine-el-vientre-del-arquitecto-1987-de-peter-greenaway/
http://www.taringa.net/posts/tv-peliculas-series/2040704/Muchas-peliculas-de-Peter-Greenaway---DVDRip.html

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