El Hollywood clásico es una bacanal de historias dramáticas y fuertes personalidades tanto en sus ficciones como en las vidas de quienes lo forjaron. Una ligera panorámica a aquellos años nos muestra una larga lista de muñecos rotos, grandes estrellas olvidadas, suicidios y tragedias varias. En realidad, la Historia es ingrata y ha respetado a pocos, la mayoria cayeron en el más cruel olvido.
Para entender la historia de Veronica Lake hay que empezar por apuntar que fue el mayor icono de los 40. Haciendo pareja artística con Alan Ladd (con quien rodaría cuatro films) colmó las portadas de las revistas de la época. En aquellos días de guerra dos marines descubrieron una isla volcánica al sur del Pacífico y la bautizaron con el nombre de Isla Veronica en su honor. Su peculiar peinado (llamado peek-a-boo-bang) fue tan masivamente imitado por las jóvenes que el Departamento de Guerra de los EE.UU exigió a la Paramount que prohibiera el peinado a la actriz ya que, al taparles la mitad del rostro, las trabajadoras de talleres y fábricas de armamento sufrían accidentes y errores en su trabajo. La revista Life la declaró la artista de mayor éxito taquillero. Cobraba 4,500 dólares por semana y en un referéndum del Ejército norteamericano fue declarada la estrella femenina más popular. Como ella misma declararía: "En aquel tiempo nadie podía llegar más alto...".
Veronica era la viva imagen del cine negro de los años 40, delgada, con larga melena, voz grave y un cierto aire de misterio. De entre su legado destacan: Los viajes de Sullivan, El cuervo, La llave de cristal o La dalia azul; donde su presencia (como apuntaba Terenci Moix) está llena de sutileza. Era una de esas mujeres que aparecen a los quince minutos de metraje fumando y bebiendo en un club de jazz, lejos de ser la esposa ideal americana pero sin ser mala del todo.
Veronica Lake fue probablemente la mayor muñeca rota de Hollywood (al menos la única con isla dedicada). La más rutilante estrella convertida en mera anécdota cinéfila. En su autobiografía afirmó: "Nunca deseé ser una estrella, nunca me lo tomé en serio. No podía vivir, no podía soportarlo, odiaba ser algo que, en realidad, no era. De haberme quedado en Hollywood habría terminado como Alan Ladd y Gail Russell: muerta y enterrada. Aquella ciudad de ratas los mató y sé que también me habría matado a mí". Tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, a la altura del número 6918 del Hollywood Boulevard. Allí se la recuerda «por su contribución a la industria del cine».
ENLACES/FUENTES:
http://ivannature.blogspot.com.ar/search/label/Veronica%20Lake
http://plegariasdesatendidas.blogspot.com.ar/2012/02/veronica-lake-diminuta-alcoholica-y-muy.html
http://vintagestarlet.blogspot.com.ar/2011/05/veronica-by-veronica-lake.html