Entre tanta gloria y tantas victorias épicas, la Selección tuvo un pésimo jueves y sucumbió por 104-85 frente a Lituania
(que jugó un partido perfecto, seguramente el mejor de su historia
basquetbolística) en los cuartos de final del Mundial de Turquía 2010. Por supuesto, esta derrota no empaña en lo más mínimo la década dorada del mejor equipo de la historia del deporte argentino.
La ecuación es simple: una mala actuación argentina + una magnífica
(y, probablemente, irrepetible) actuación lituana= paliza de los
europeos. Manu Ginóbili, en los 140 carácteres que le permite escribir el twitter, sintetizó
el partido a la perfección: "A veces toca un juego así en donde nada te
sale y al otro equipo todo. Sigo orgulloso de este equipo".
Los lituanos sacaron una gran y rápida diferencia de 20 puntos a su favor a puro triple. Todo tiro desde los 6.25m sumaba tres puntos más al tanteador. La eficacia de los dirigidos por Kestutis Kemzura fue tremenda, especialmente durante los dos primeros cuartos: ocho de ocho desde el perímetro
(tres de Simas Jasaitis, goleador lituano con 19 puntos). En ese lapso
de 18 minutos, (Kleiza marró el primer triple a falta de 1.44 para el
final del primer tiempo) si los europeos tiraban desde Vilna,
seguramente también convertían.
El partido de Lituania fue
perfecto. Duplicó y hasta triplicó la marca personal sobre Luis Scola,
la figura argentina y goleador del Mundial, quien solo pudo convertir
trece puntos. Robertas Jatkovas, uno de los pivotes lituanos, declaró
en el post partido: "Estuve dos días viendo videos de Scola para marcarlo". Defendió
con intensidad durante todo el partido y aprovechó toda chance en
ofensiva para castigar los errores de la zona planteada por Sergio
Hernández, que buscó defender el poste bajo y terminó regalando el tiro
perimetral (nadie esperaba la efectividad altísima de los lituanos).
Además la rotación fue
favorable a los europeos ya que los jugadores que salían desde el banco
de suplentes sumaban al marcador y además le daban minutos de descanso
a los cinco titulares. Repartió muy bien el goleo, con siete jugadores
que superaron la decena de puntos. En ambos aspectos la Argentina
salió perdiendo, al igual que durante todo el Mundial: los suplentes no
aportaron demasiado (más allá de los aportes de Quinteros y Gutiérrez,
con pocos puntos pero en los momentos calientes), la rotación nunca
funcionó y el goleo recayó sobre Carlos Delfino (hoy máximo anotador
argentino con 25 unidades) y, principalmente, Luifa Scola.
El tercer cuarto fue todavía
peor para la Argentina, que intentó reaccionar pero se volvió a
encontrar con los bombazos lituanos. Con la moral por el piso, los
europeos terminaron de liquidar el partido manteniendo el orden y la
intensidad, tanto ofensiva como defensiva. Con su eliminación ya
asegurada, la Selección decidió morir como mueren los campeones: siguió
luchando y peleando hasta el final haciendo gala de su corazón de
gladiador. Y el último cuarto se lo llevó el equipo dirigido por Sergio Hernández (¿Habrá sido su último partido como DT argento?) por 32-19, pero ya era demasiado tarde para lograr la hazaña.
Lituania era un rival complicado
pero no era previsible semejante diferencia en el resultado y en el
juego. Sin dudas el partido fue un accidente de esos que se dan pocas
veces: un equipo mete todo lo que tira y el otro, ante la impotencia, empieza a desordenarse y pierde el rumbo. A Argentina le pasó eso y el marcador final lo refleja.
¿Qué se le puede reprochar a
este equipo? Nada. Hace más de una década que se mantiene entre los
mejores del Mundo, que es protagonista en cada certamen del que
participa y que, actualmente, ostenta el número uno del ránking de la
FIBA (en el que también se tienen en cuenta las actuaciones de los
seleccionados juveniles). Desde el Mundial de Indianápolis 2002 que la
Argentina no era eliminada antes de las semifinales (Mundial 2002: 2°;
Juegos Olímpicos Atenas 2004: 1°; Mundial de Japón 2006: 4° y Beijing
2008: 3°). Lo de la Selección va más allá de este certamen. La aventura
por tierras turcas terminó sin el título pero aporta su granito de
arena a la gloria que este histórico equipo ostenta. Mantenerse diez
años entre los mejores del Mundo en un deporte tan competitivo como
este (habitualmente ocho selecciones tienen chances reales de campeonar
y otras cinco siempre aparecen dispuestas a derrumbar candidatos)
engrandece aún más la labor de un grupo que, por logros y por lo que
transmite dentro y fuera de la cancha, integrará el Olimpo del deporte
argentino.
Es muy fácil sumarse al glorioso
carro de la victoria y deshacerse en elogios hacia los integrandes del
equipo. Pero tras la derrota es aún más necesario seguir reconociendo a
estos gladiadores que han transformado al básquet argentino. Su
básquetbol inigualable, sus innumerables hazañas, su sacrificio, garra,
corazón, mística y (permítanme la referencia) huevos, tienen que
provocar el orgullo de todos y cada uno de los amantes del deporte.
Todavía el Mundial de Turquía no
terminó para la Selección: este viernes enfrentará a Turquía en la
lucha por el 5to puesto (también se verán las caras España y
Eslovenia). Conociendo el hambre de gloria de estos jugadores es una
obviedad que irán en busca del quinto lugar. Una vez finalizada su
participación en este certamen la Argentina, con o sin Hernández en el
banco, tendrá que apuntar todos los cañones al Preolímpico que se
disputará el año próximo en Mar del Plata para conseguir el boleto
rumbo a los Juegos Olímpicos de Londres 2012. La historia todavía no
terminó, aún queda una función más. Esta gloriosa Generación se despedirá Dorada en Londres. La vida y el deporte siempre dan revancha.
Y FINALMENTE...
La Selección Argentina le ganó por 86-81 a España y cerró su participación en el Mundial de Turquía con un quinto puesto que, a pesar de no haber sido el objetivo en la previa, agiganta aún más la figura de la Generación Dorada que hace más de diez años se mantiene, torneo a torneo, en la élite del básquet FIBA. La posición final en el escalafón tiene un sabor especial porque se le volvió a ganar a España después de 16 años sin poder hacerlo (última victoria en el Mundial de Canadá 1994 por 74-65 en el partido por el noveno puesto).
Sin dudas el gran objetivo de este equipo era el título, o por lo menos llegar hasta las semifinales. Pero un fatídico jueves y una magnífica e irrepetible actuación de Lituania terminaron con las esperanzas argentinas, en un partido "accidental" de esos en los que el rival mete todo lo que tira. Pero el quinto puesto toma aún más valor porque, tras la dolorosa eliminación frente a los lituanos, el equipo dirigido por Sergio Hernández se repuso anímica y basquetbolísticamente, se planteó terminar lo más alto posible en el mini torneo de cuatro equipos por el quinto puesto y lo logró ganándole a dos duros equipos como Rusia y España (último campeón Mundial y Europeo).
Y FINALMENTE...
La Selección Argentina le ganó por 86-81 a España y cerró su participación en el Mundial de Turquía con un quinto puesto que, a pesar de no haber sido el objetivo en la previa, agiganta aún más la figura de la Generación Dorada que hace más de diez años se mantiene, torneo a torneo, en la élite del básquet FIBA. La posición final en el escalafón tiene un sabor especial porque se le volvió a ganar a España después de 16 años sin poder hacerlo (última victoria en el Mundial de Canadá 1994 por 74-65 en el partido por el noveno puesto).
Sin dudas el gran objetivo de este equipo era el título, o por lo menos llegar hasta las semifinales. Pero un fatídico jueves y una magnífica e irrepetible actuación de Lituania terminaron con las esperanzas argentinas, en un partido "accidental" de esos en los que el rival mete todo lo que tira. Pero el quinto puesto toma aún más valor porque, tras la dolorosa eliminación frente a los lituanos, el equipo dirigido por Sergio Hernández se repuso anímica y basquetbolísticamente, se planteó terminar lo más alto posible en el mini torneo de cuatro equipos por el quinto puesto y lo logró ganándole a dos duros equipos como Rusia y España (último campeón Mundial y Europeo).
La Generación demostró que sigue viva. Con su eterna mística, garrca y
corazón, los gladiadores se repusieron a las ausencias, a la derrota
con Lituania y terminaron en un buen quinto puesto. Ahora se vendrá
el tiempo del análisis, de ver que se hizo bien y en que se falló. El
año que viene la Generación Dorada afrontará el Preolímpico de Mar del
Plata, lo que sería la despedida ante su público de un equipo que
empieza a despedirse pero que será eterno. Si no sucede nada raro,
Londres 2012 será la última función de los hombres que hicieron grande
al básquet argentino.
ENLACES/FUENTES:
http://www.ticespor.com/2010/09/mundial-turquia-2010-se-termino-el.html
http://www.ticespor.com/search/label/Mundial%20de%20Basquet
http://www.ticespor.com/2010/09/mundial-turquia-2010-argentina-le-gano.html